lunes, 21 de noviembre de 2011

Dicen los que saben

                                                                                               
Que fue inolvidable. Silvio, el trovador cubano, regresó al país con su banda, con su música y sus extraordinarias letras. Cantó un largo rato, logró emocionar a tantos. Como en casa, después del asado, aunque algo especial el encuentro. El silencio, el sonido de su guitarra, el de su voz y luego los aplausos hasta que ardieran las manos.


Toda la reunión duró tanto y casi nada. El viento que golpeaba las caras, que iba y venia con las distintas melodías, era un condimento esencial. Más tarde, todos de vuelta a casa, con la satisfacción de haber presenciado ese momento, de haber vivido junto al trovador cubano, una noche estupenda.